En un almacén en Tetuán, España, a kilómetros de cualquier tierra de cultivo, se cultivan en el interior rúcula y albahaca aromática. Hace ya unos meses que Isifarmer aterrizó en un antiguo gimnasio, reconvertido en granja vertical, buscando agricultores urbanos para seguir desarrollando su modelo.
Ángel Leo Revilla y Marcos Enríquez son dos socios comerciales que quieren demostrar que es posible desarrollar este tipo de modelo agrícola sin recurrir a grandes instalaciones, lo que beneficia a la comunidad y al tejido comercial de los barrios.
Actualmente, esta startup se ha centrado en ofrecer una treintena de tipos de variedades verdes tiernas, entre las que se incluyen albahaca, berros, rábanos chinos, diferentes tipos de trigo y mostaza.
«Empezamos a cultivar microvegetales porque se vuelven rápidos, están listos para consumir en 10 a 12 días, lo que nos permite aprender rápidamente. A partir de ahí, pasaremos a hortalizas más ligeras, como tomates cherry, pepinos, champiñones o fresas. y la siguiente etapa será comer verduras de hoja, como lechuga, diente de león o espinacas.
Además, enfatizó que siempre buscarán productos de alta calidad que puedan venderse a precios más altos. Isifarmer se dirige a fruterías o pequeñas tiendas de barrio que buscan un producto diferente, pero también se dirige a distribuidores de restauración y reparto a domicilio.
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