1. Introducción
La vigilancia genómica de patógenos se ha convertido en los últimos años en una prioridad para los sistemas de salud pública. La secuenciación genómica se usa cada vez más para caracterizar patógenos y monitorear importantes prioridades de salud pública (como poliovirus, virus de influenza, Mycobacterium tuberculosis, cólera y resistencia a los antimicrobianos (AMR)). La disminución en el costo y el tiempo de la secuenciación y la evolución exponencial de los proyectos bioinformáticos han jugado un papel importante en la incorporación de la genómica causante de enfermedades en la vigilancia rutinaria de la salud pública. La pandemia de coronavirus 2019 (COVID-19) ha puesto de relieve el papel que desempeña la secuenciación en la vigilancia de enfermedades transmisibles. La secuenciación facilita la detección más temprana, una investigación más precisa de los brotes de enfermedades, un seguimiento más cercano en tiempo real de la evolución de los patógenos y el desarrollo y la evaluación de intervenciones personalizadas para informar la toma de decisiones y acciones de salud pública a nivel local y global. Sin embargo, todavía es necesario coordinar esfuerzos, hacer uso y vincular las redes y capacidades de laboratorio y vigilancia existentes, e integrar sistemáticamente los datos de secuenciación genética (GSD) con datos clínicos y epidemiológicos para mejorar su utilidad.
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