Las novelas históricas tienen un enorme potencial para empoderar a las comunidades y fomentar nuevas perspectivas. Mejoran el sentido de identidad al reclamar nuestros orígenes, generando un sentimiento de orgullo y brindando lecciones que nos inspiran a forjar un futuro mejor para nosotros y las generaciones futuras.
Desafortunadamente, el poder de escribir la historia ha sido explotado con demasiada frecuencia para crear jerarquías sociales, perpetuar las desigualdades existentes y relegar a las mujeres, en particular a las de color, a los márgenes. Debido a que nuestra comprensión del mundo está determinada por nuestra percepción de lo que fue, esto a su vez limita los límites de lo que las generaciones actuales consideran alcanzable o posible para las mujeres.
Al resaltar el papel de las mujeres en los archivos, la UNESCO pretende corregir narrativas pasadas que relegaban a las mujeres a roles pasivos o silenciosos, y revelar nuevas perspectivas que aprecien los diversos roles que desempeñaron en la sociedad, reconociendo al mismo tiempo las desigualdades históricas sistémicas que persisten hoy. Contar historias de mujeres permite que no sólo las mujeres y las niñas, sino también los hombres y los niños, se inspiren en las múltiples perspectivas de los impulsores, líderes e innovadores históricos, pero también de las mujeres comunes y corrientes que lucharon por un mundo mejor a pesar de importantes barreras.
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