La termosfera de la Tierra ha experimentado su temperatura más alta en casi 20 años como resultado de intensas tormentas solares. Estas tormentas, causadas por eyecciones de masa coronal y vientos solares del sol, han aumentado considerablemente la temperatura de la termosfera, la segunda capa más alta de la atmósfera de la Tierra, informa Live Science. Medido utilizando el Índice de Clima Térmico (TCI) de la NASA, el aumento de la temperatura alcanzó un pico de 0,24 teravatios (TW) el 10 de marzo. La última vez que se registraron estas altas temperaturas fue en 2003.
Tormentas geomagnéticas consecutivas en enero y febrero fueron responsables de este aumento de temperatura. Normalmente, las emisiones infrarrojas posteriores a la tormenta enfrían la termosfera, pero la continua ocurrencia de tormentas ha mantenido los niveles de temperatura altos. Desde entonces, se han producido fuertes tormentas geomagnéticas adicionales, lo que indica que la tendencia al calentamiento continúa.
Los científicos predicen que el próximo máximo solar, que es una fase de mayor actividad solar, ocurrirá en 2025. Esto indica que la tendencia al calentamiento en la termosfera continuará durante los próximos años. Sin embargo, estos cambios de temperatura plantean desafíos para los satélites en órbita terrestre baja, ya que la expansión y el calentamiento de la termosfera aumentan la resistencia aerodinámica de las naves espaciales. Esta mayor resistencia puede acercar los satélites a la Tierra, lo que puede provocar colisiones o inestabilidades orbitales.
Los operadores de satélites intentan mitigar estos riesgos ajustando la órbita de sus naves espaciales cuando sea necesario. Sin embargo, la naturaleza impredecible del clima espacial dificulta anticipar estas maniobras hasta que es demasiado tarde. Además, investigaciones recientes indican que la actividad solar máxima podría llegar antes de lo esperado, lo que podría exacerbar los riesgos de catástrofes satelitales.
A pesar del calentamiento a corto plazo, los estudios muestran que durante períodos de tiempo más prolongados, las temperaturas en la termosfera en realidad descienden debido a la presencia de un exceso de dióxido de carbono (CO2) causado por el cambio climático. Este exceso de dióxido de carbono provoca un aumento de las emisiones infrarrojas al espacio, lo que contribuye al enfriamiento de la termosfera.
En resumen, un reciente pico de temperatura en la termosfera de la Tierra, provocado por tormentas solares, ha generado preocupación sobre los efectos en los satélites que orbitan la Tierra. Si bien se espera que la temperatura de la termosfera continúe aumentando en los próximos años, las tendencias a largo plazo apuntan a una disminución debido a los efectos del cambio climático.
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