Escrito por Tilahun Amedee
El tema del Día del Medio Ambiente de este año, Acelerar la restauración de tierras, se alinea perfectamente con la necesidad de África de revitalizar sus suelos, una solución de importancia crítica, pero a menudo pasada por alto, a los actuales desafíos de productividad agrícola de África. Los suelos y paisajes saludables tienen un impacto positivo directo en nuestros medios de vida y nuestro medio ambiente.
La degradación de la tierra en África es grave, mientras que el contenido orgánico de los suelos del continente está por debajo del estándar. La degradación de la tierra, que incluye la erosión del suelo, la desertificación, la deforestación y la pérdida de biodiversidad, plantea una gran amenaza para los sistemas alimentarios, especialmente en África, donde la agricultura constituye la columna vertebral de muchas economías y sustenta los medios de vida de muchas personas. Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura, El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundoSegún el informe de 2022, más del 58% de la población del África subsahariana sufre de inseguridad alimentaria de moderada a grave, agravada por el deterioro de la salud del suelo.
Tierra superior y fertilizante Resaltar el papel fundamental de la salud del suelo en los sistemas alimentarios de ÁfricaPor ejemplo, la grave erosión del suelo en la región del Gran Valle del Rift de Kenia ha provocado una disminución significativa de los rendimientos agrícolas, que oscila entre el 30% y el 50%. El deterioro de la salud del suelo no sólo afectó el suministro de nutrientes de las plantas, sino que también exacerbó los efectos de la sequía. Este deterioro ha tenido un profundo impacto en la disponibilidad de alimentos para millones de personas. Asimismo, países como Malawi y Zimbabwe, en la región meridional de África, han visto una disminución del 30% en los rendimientos del maíz, el cultivo básico de la región.
Estas estadísticas muestran una imagen clara de la interconexión entre la salud del suelo y la seguridad alimentaria.
Otra importancia de la salud del suelo que quedó clara durante la cumbre es su conexión esencial con la mitigación del cambio climático. El suelo puede ser el recurso más importante para mejorar la seguridad alimentaria y mitigar los efectos del cambio climático en el África subsahariana. De hecho, el suelo también puede servir como solución al cambio climático; En el suelo del mundo se almacena mucho más carbono que en la atmósfera. Lamentablemente, los países africanos, que dependen de los recursos naturales, se encuentran entre los más afectados por el cambio climático. Actualmente, 17 de los 20 países más afectados por el cambio climático se encuentran en África, en parte debido a la limitada inversión en la gestión de sus suelos y paisajes.
Las recientes inundaciones en Kenia y la sequía en Zimbabwe reflejan claramente patrones climáticos extremos exacerbados por el cambio climático. En Kenia, graves inundaciones desplazaron a miles de personas, destruyeron cultivos y erosionaron suelos fértiles, reduciendo la productividad agrícola y la capacidad de respuesta en las zonas afectadas.
Un clima saludable significa un suelo saludable, lo que significa una mayor retención de agua, una reducción de la erosión y una mayor resiliencia a patrones climáticos extremos. Al invertir en la salud del suelo, los países africanos pueden resistir mejor los impactos negativos del cambio climático que afectan nuestras tierras. Además, un suelo sano también produce alimentos sanos y ricos en nutrientes. También alberga una amplia gama de organismos que contribuyen a la biodiversidad, que es crucial para la estabilidad y resiliencia de los ecosistemas. Diversos ecosistemas del suelo pueden favorecer la salud y el crecimiento de las plantas, reducir la propagación de plagas y enfermedades y mejorar el ciclo de nutrientes.
Un suelo sano requiere un manejo integrado, que incluye: a) la aplicación de nutrientes equilibrados, provenientes de fuentes orgánicas y minerales; b) Debe enriquecerse con materia orgánica mediante la aplicación de estiércol, compost, residuos de cultivos y otras fuentes; c) Los suelos ácidos y salinos deben tratarse aplicando cal y otros acondicionadores del suelo; d) Nuestros suelos deben estar protegidos de la erosión eólica e hídrica, e) No deben ararse con poca frecuencia para conservar el carbono y el agua del suelo; f) Lo más importante es que la biodiversidad microbiana del suelo debería recibir igual atención.
Está claro que mejorar la salud del suelo será uno de los factores ambientales más importantes que garantizarán la supervivencia de la humanidad en el siglo XXI. Es probable que este factor fundamental adquiera más importancia que nunca a la luz de los desafíos sin precedentes que el rápido cambio climático plantea a la creciente población mundial.
Depende de nosotros (responsables de políticas, socios para el desarrollo, agricultores y científicos) reconocer y actuar en base a esta información y brindar soluciones para gestionar y restaurar nuestros suelos. Al restaurar nuestros suelos, podemos aumentar la productividad, combatir el cambio climático y preservar la biodiversidad.
¡Es hora de actuar!
El autor es Director de Cambio Climático, Productividad Sostenible y Resiliencia de la Alianza para la Revolución Agrícola Estadounidense y profesor de ciencia de sistemas agrícolas.
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