Mercurio, el planeta más cercano al Sol, es también uno de los planetas menos comprendidos del sistema solar. Por un lado, es similar en composición a la Tierra y otros planetas rocosos, y está formado por minerales de silicato, minerales diferenciados entre corteza y manto de silicato, y un núcleo de hierro-níquel. Pero a diferencia de otros planetas rocosos, el núcleo de Mercurio constituye una porción mucho mayor de la masa del planeta. Mercurio también tiene un campo magnético misterioso y persistente que los científicos aún no pueden explicar. En este sentido, Mercurio es también uno de los planetas más interesantes del sistema solar.
Pero según una nueva investigación, Mercurio puede ser más interesante de lo que se pensaba. Basándose en nuevas simulaciones de la evolución temprana de Mercurio, un equipo de geólogos chinos y belgas ha encontrado evidencia de que Mercurio puede tener una capa de diamantes sólidos debajo de su corteza. Según sus simulaciones, esta capa tiene 15 kilómetros (9 millas) de espesor intercalada entre el núcleo y el manto a cientos de kilómetros por debajo de la superficie. Si bien esto hace que los diamantes sean inaccesibles (al menos por ahora), estos hallazgos pueden tener implicaciones para las teorías sobre la formación y evolución de planetas rocosos.
El equipo internacional está formado por investigadores de Centro Avanzado de Investigación en Ciencia y Tecnología de Alta Presiónel Facultad de Ciencias de la Tierra y los Recursos, Universidad de Geociencias de Chinael Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad Católica de Lovainay el Departamento de Geología de la Universidad de Lieja«El artículo que describe sus hallazgos»,Límites entre el núcleo y el manto con diamantes en Mercurio“Recientemente presentado en Comunicaciones de la naturaleza.
El equipo se inspiró originalmente en Búsqueda anterior Un equipo del MIT, el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA y varias universidades destacadas llevaron a cabo un estudio para reevaluar el campo gravitacional de Mercurio basándose en mediciones de seguimiento por radio realizadas por la NASA. La superficie de Mercurio, el entorno espacial, la geoquímica y la medición. (MESSENGER), que permitió a los científicos comprender mejor la posible estructura del interior de Mercurio. Estos datos han llevado a los científicos a la teoría de que la estructura interna de Mercurio consiste en una capa exterior metálica, una capa líquida y un núcleo interior sólido.
Aunque la composición del núcleo aún es incierta, parece probable que contenga abundantes cantidades de hierro, níquel, silicio y posiblemente azufre y carbono. Los datos de MESSENGER también llevaron a los científicos a creer que las grandes manchas oscuras observadas en la superficie de Mercurio están compuestas en gran parte de grafito que puede haber sido extraído de su interior. Estos datos indican que cantidades suficientes de carbono pueden haber cristalizado en el interior de Mercurio entre los límites del núcleo y el manto y haber flotado hacia la superficie en forma de grafito.
Dada la cantidad de grafito en la superficie de Mercurio, tiene sentido que el planeta esté saturado de carbono. Anteriormente, el diamante (un mineral compuesto de carbono puro) se descartó como producto potencial porque se pensaba que no existían las presiones necesarias cerca del núcleo de Mercurio. Sin embargo, si el límite entre el núcleo y el manto es más profundo de lo que se pensaba anteriormente, es posible que, después de todo, existan las condiciones de presión necesarias.
En su estudio, el equipo se basó en modelos termodinámicos para recrear estas condiciones de presión basándose en la existencia de un límite más profundo entre el núcleo y el manto. Estos experimentos les permitieron simular las condiciones en las que habría estado Mercurio a medida que se enfriaba lentamente. Sus resultados indicaron que, suponiendo un contenido de azufre de aproximadamente el 11% y una presión de aproximadamente el 1-2% de la presión en el interior de la Tierra, los diamantes podrían cristalizar dentro de un núcleo fundido. También descubrieron que este diamante formaría una capa que podría permanecer lo suficientemente estable como para elevarse con el grafito hacia el manto.
Durante miles de años, sus experimentos indicaron que estos diamantes formarían una capa de aproximadamente 15 a 18 kilómetros (~9 a 11 millas) de espesor. Debido a que los diamantes son conductores térmicos excepcionales, la presencia de esta capa podría cambiar la forma en que los astrónomos modelan la dinámica del interior de Mercurio y arrojar luz sobre su misterioso campo magnético. La forma en que el calor asciende desde el núcleo afecta en gran medida al enfriamiento y evolución de los planetas rocosos, y el movimiento del material en su interior es responsable de generar campos magnéticos.
Mercurio no sólo es el único planeta rocoso además de la Tierra que tiene una magnetosfera, sino que hay evidencia que sugiere que puede ser mucho más antiguo que el nuestro. Como tal, los modelos revisados del interior de Mercurio pueden explicar cómo persistió la magnetosfera del planeta durante tanto tiempo. Más allá de Mercurio, estos hallazgos podrían tener implicaciones importantes para las teorías predominantes sobre cómo se forman y evolucionan los planetas rocosos de nuestro sistema solar.
Lectura en profundidad: Alerta científica, Comunicaciones de la naturaleza
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