introducción
Esta publicación representa un esfuerzo de colaboración entre el PMA y Acción contra el Hambre. Nuestro objetivo es brindar una comprensión integral de los impactos humanitarios de El Niño experimentados en América Latina y el Caribe, destacando los impactos del fenómeno en 2023 y 2024 y las necesidades urgentes que requieren atención internacional.
El Niño es un fenómeno climático caracterizado por el calentamiento periódico de las temperaturas de la superficie del mar en el Océano Pacífico tropical central y oriental. El Niño representa la fase cálida de El Niño-Oscilación del Sur (ENSO), que contrasta con la fase fría conocida como La Niña. Durante El Niño, se alteran los patrones tradicionales de circulación atmosférica y oceánica en el Pacífico, lo que provoca cambios a gran escala en los patrones de precipitación, la actividad ciclónica y las temperaturas globales promedio. El Niño suele ocurrir cada dos a siete años y puede afectar a América Latina y el Caribe, aumentando la vulnerabilidad a sequías, inundaciones, huracanes, tormentas e incendios forestales. Además, puede tener impactos significativos en la producción de alimentos a nivel mundial, regional y local, así como en el crecimiento económico, lo que generará mayores precios de los alimentos, insumos agrícolas y costos de energía.
El Niño de 2015-2016 dejó un profundo impacto humanitario en más de 60 millones de personas en todo el mundo, impactando la producción agrícola, la seguridad alimentaria, los medios de vida, la salud, el agua y el saneamiento, y la educación.
El Niño puede afectar a América Latina y el Caribe de las siguientes maneras:
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El Corredor Seco Centroamericano, que se extiende por partes de Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Honduras, así como por el norte de Sudamérica, está experimentando condiciones más secas de lo habitual. Históricamente, El Niño se ha asociado con un clima más seco y cálido de junio a octubre, seguido de precipitaciones superiores a la media de septiembre a mayo, especialmente en las zonas costeras.
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Normalmente, las condiciones de El Niño suprimen la actividad de los huracanes en la cuenca del Atlántico y el Mar Caribe.
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Las aguas más cálidas en la cuenca del Pacífico podrían aumentar la frecuencia e intensidad de tormentas, lluvias intensas e inundaciones a lo largo de las costas occidentales de Colombia, Ecuador y Perú.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha declarado oficialmente el inicio de la temporada de El Niño a principios de julio de 2023. Se espera que El Niño se debilite en abril de 2024, y es probable que después de esa fecha prevalezcan condiciones neutrales de El Niño. Se espera que las condiciones de La Niña regresen entre julio y septiembre de 2024.
En 2023, las condiciones de El Niño provocaron períodos prolongados de sequía y escasez de agua en el Corredor Seco de Centroamérica, Bolivia y Colombia, junto con fuertes lluvias e inundaciones a lo largo de las costas de Ecuador, Perú y el interior de Bolivia. Estos cambios climáticos han tenido impactos agrícolas, con cultivos en riesgo de perderse por sequías o destruirse por inundaciones. Las pérdidas agrícolas han exacerbado la inseguridad alimentaria, creado dificultades económicas y aumentado la vulnerabilidad de las comunidades que dependen de la agricultura para su sustento.
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