Los migrantes abandonan los campamentos españoles en Canarias hacia campamentos improvisados

A raíz del aumento de la inmigración de países africanos, las autoridades españolas de las Islas Canarias han convertido las antiguas instalaciones militares para alojar a los migrantes, pero muchos refugiados ahora están abandonando los campos oficiales para establecer un campo temporal más pequeño, debido a la escasez de alimentos y la falta de atención médica.

Más de 1.500 personas han vivido en el campamento de Las Raises, un antiguo cuartel cerca de la ciudad de La Laguna en Tenerife durante los últimos dos meses. «El campo es realmente malo», dijo un migrante senegalés que solo dio un nombre, Babacar.

«La comida no es buena todos los días, llevo un mes aquí y la comida es mala todos los días», dijo Babacar, hablando en el campamento improvisado de Las Raises. Dijo que no había suficientes duchas.

ACCEM, la organización humanitaria que dirige Las Raices para el gobierno español, dijo a Reuters que la comida podría ser mejor, pero dijo que la atención médica estaba disponible para quienes la necesitaban.

Un portavoz del Ministerio de Inmigración dijo que el gobierno apoya el trabajo de la agencia y que la Agencia de Asilo de la Unión Europea monitorea regularmente el campamento.

«La comida en el centro cumple con los estándares europeos, como hemos dicho en muchas ocasiones. El centro tiene un área de salud que le permite examinar casos», dijo el portavoz. Algunos de los migrantes que salieron de Las Raices hacia el campamento improvisado y otras ONG dijeron lo contrario.

«La situación es muy desesperada. La comida es escasa, los servicios médicos son escasos y tienen pocos traductores y pocos médicos», dijo Roberto Mesa de la Asociación de Apoyo al Migrante en Tenerife, un grupo de voluntarios que proporciona alimentos y ropa a los migrantes. Estas personas solo quieren viajar para ver a sus familias en otro lugar, pero no saben cuál será su futuro.

El número de inmigrantes ilegales que llegan a las Islas Canarias se multiplicó por ocho desde 2019 a más de 25.000. El impacto de la pandemia de COVID-19 en el turismo y otras industrias en el norte de África y África subsahariana se ha embarcado aún más en el peligroso viaje.