¿No sería fantástico si España pudiera celebrar un gran éxito deportivo sin estropearlo todo después?
El año pasado, el expresidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, besó a la estrella española Gheni Hermoso sin su consentimiento en la ceremonia de entrega de premios de la final del Mundial Femenino de 2023.
El escándalo, por el que Rubiales será juzgado próximamente, ha eclipsado en gran medida la impresionante victoria conseguida por el equipo femenino.
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Un año después, la selección española masculina iluminó la Eurocopa 2024 como un equipo diverso y joven que jugó con gran madurez y una habilidad fascinante para superar fácilmente la fase de grupos y las fases eliminatorias.
España merecía con creces ganar su cuarta Eurocopa tras derrotar a Inglaterra por 2-1, pero una vez más las ondas estuvieron dominadas no por una celebración de la brillantez deportiva, sino por un escándalo innecesario.
En una celebración abierta en el centro de Madrid, el capitán Álvaro Morata y el centrocampista del Manchester City Rodri encabezaron al equipo en un coro de vítores. «Gibraltar en español» (“Gibraltar es español”), para el deleite de miles de fans.
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Como era de esperar, este cántico insultante desató una crisis diplomática, con el primer ministro de Roc, Fabián Picardo, entre los que criticaron el cántico como «corrupto» y «una vieja tradición de los tiempos del general Franco».
Picardo y unos 30.000 gibraltareños tienen todo el derecho a sentirse agraviados a la luz de los hechos básicos: Gibraltar es británico y siempre lo será.
Los billetes son libras esterlinas, los pubs sirven pescado y patatas fritas, los buzones de correo son rojos y las calles principales incluyen tiendas como Next, Matalan y Marks & Spencer.
Pero no es sólo culturalmente que Gibraltar grite británico: este pequeño territorio de ultramar también puede aprovechar el peso de la historia.
Al igual que con los intercambios territoriales en todo el mundo, Gran Bretaña adquirió legalmente Gibraltar mediante el Tratado de Utrecht en 1713 después de la Guerra de Sucesión Española.
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El decreto vinculante garantizaba que Gran Bretaña conservaría Gibraltar para siempre, sin condiciones ni excepciones.
Este principio ha sido reiterado innumerables veces desde entonces, sobre todo a través de dos referendos democráticos sobre la soberanía de Gibraltar, que demostraron abrumadoramente un compromiso de mantener los vínculos británicos.
Al corear que Gibraltar pertenece a España, el equipo nacional de fútbol masculino no sólo está demostrando su ignorancia, sino que se está poniendo del lado de algunas de las figuras más desagradables de la historia política española.
¿Y quién puede olvidar, por ejemplo, que el general Franco, el dictador fascista, fue el que más creyó en las reivindicaciones de España, lo que quedó demostrado de manera más memorable cuando cerró la frontera durante más de una década simplemente porque Gibraltar se atrevió a tener una constitución?
Los sucesores ideológicos de Franco, el partido de extrema derecha Vox, estaban deseosos de utilizar la victoria del domingo pasado para revivir las discusiones sobre la soberanía de Gibraltar.
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Su cuenta oficial en la red social “Twitter” publicó un tweet después del partido, en el que los “campeones de Europa” aparecían frente a una foto deliberadamente provocativa de la famosa estrella.
¿Realmente los futbolistas españoles quieren que se les asocie con estos políticos?
Después de todo, España no habría ganado el torneo sin la inmigración y la diversidad étnica contra las que se movilizan partidos como Vox.
Lamine Yamal, de 17 años, jugador español en el torneo, nació de madre ecuatoguineana y padre marroquí, que fue detenido y multado con más de 500 euros el año pasado por tirar huevos a aficionados de Fox.
Nació en un barrio de Cataluña descrito por los políticos del partido Vox como una “mierda multicultural”.
Asimismo, Nico Williams, de 21 años, nació de padres ghaneses que ingresaron a España cruzando la frontera hacia el enclave norteafricano de Melilla.
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La selección, como señaló su entrenador Luis de la Fuente, refleja una España moderna, multicultural, diversa e inclusiva.
Al promover la política de extrema derecha, como lo hicieron con los cánticos de Gibraltar, los jugadores se están perjudicando a sí mismos y a sus seguidores.
Deben pedir disculpas al pueblo de Gibraltar, educarse y corregir los errores de sus acciones.
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